CAPITULO IV
EL ARCA DE LA ALIANZA
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Es digno de tener en cuenta, por ser de gran significado místico, que el aroma del servicio voluntario esté representado por un dulce olor, como incienso fragante, mientras que el olor del pecado, del egoísmo y de la trasgresión de la ley, representado por un sacrificio obligado o compulsorio sobre el Altar de los Sacrificios, sea nauseabundo, pues no es necesario una gran imaginación para comprender que la nube de humo que se elevaba continuamente de los esqueletos y carnes quemados de los animales inmolados originaban un hedor nauseabundo, para concebir y demostrar lo repugnante de ello, mientras que el incienso ofrecido perpetuamente sobre el Altar ante el segundo velo, indicaba por antítesis la belleza y sublimidad del servicio voluntarioso y desinteresado, exhortando de este modo al masón místico, como un hijo de la luz, el rehuir y evitar el uno e inclinarse hacia el otro. Grabemos bien en nuestra conciencia que el servicio no consiste únicamente en hacer grandes cosas.
Algunos de 1,os que el mundo reputa como héroes fueron insignificantes y vulgares en sus vidas en general, y se hicieron notables un buen día con motivo de un hecho grande y extraordinario circunstancial. Ha habido mártires que han sido puestos en el calendario de los Santos debido a que murieron por una causa; pero es un heroísmo mayor, es un mayor martirio algunas veces, el hacer las cosas pequeñas que nadie observa y nota y sacrificarse a sí mismo en un simple servicio por los demás.
Previamente hemos visto que el velo a la entrada del patio exterior y el velo delante del Cuarto oriental del Tabernáculo, estaban ambos confeccionados con tela de cuatro colores: azul, rojo, púrpura y blanco. Pero el segundo velo, el velo que separaba los dos departamentos en que se dividía el Tabernáculo propiamente dicho, se diferenciaba de los otros dos en su hechura o adornos, estando bordado con figuras de Querubines. No examinaremos el significado de este hecho hasta que tratemos la cuestión de la Luna nueva y la Iniciación, sino que ahora penetraremos dentro del segundo departamento del Tabernáculo, el cuarto occidental llamado el Santo de los Santos. Ningún mortal podía traspasar este segundo velo y penetrar dentro de este segundo departamento sino el Gran Sacerdote, y únicamente le es- taba permitirlo hacerlo más que una vez en todo el año, o sea el día de la festividad del Yom Kippur, esto es, el Día de la Propiciación, y entonces solamente después de la preparación más solemne y con la reverencia más exquisita. El Sancta Sanctorum se hallaba saturado de la solemnidad de otro mundo, percibiéndose la presencia de una grandeza no terrena, El Tabernáculo todo era el santuario de Dios, pero aquí en este lugar, se veía la imponente manifestación de su presencia, la morada excepcional de la Gloria del Shekina, y bien se comprende que un mortal temblase al sólo pensamiento de presentarse dentro de tan sagrado recinto, como el Gran Sacerdote debía hacerlo en el Día de la Propiciación.
En el extremo occidental de este departamento, en la parte más extrema hacia el Oeste de todo el Tabernáculo, descansaba el ARCA DE LA ALIANZA. Era un receptáculo cóncavo que contenía el Pote de Oro del Maná, la Vara que floreció de Aarón, y las Tablas de la Ley que fueron dadas a Moisés. Mientras que esta Arca de la Alianza permaneció en el Tabernáculo en el Desierto, había siempre puestas dos estacas en las cuatro anillas del Arca, de modo que podía ser cogida instantáneamente y transportada, pero cuando el Arca finalmente fue colocada en el Templo de Salomón, aquellas estacas se quita- ron de su sitio. Esto es muy importante por su simbólico significado. Por encima del Arca se, erguían inclinados dos Querubines, y entre ellos moraba la Gloria increada de Dios. "Allí --Él dijo a Moisés - Yo estaré contigo y me comunicaré contigo por encima de la Silla de Misericordia, entre medias de los dos Querubines que están sobre el Arca del Testimonio."
La gloria del Señor vista por encima de la Silla de Misericordia tenía la apariencia de una nube. El Señor dijo a Moisés: "Di a tu hermano Aarón que no entre a cada instante en el Santo de los Santos, esto es, por dentro del velo que hay delante de la Silla de Misericordia, la cual está sobre el Arca, para que no muera, pues Yo apareceré en forma de nube sobre la Silla de Misericordia." Esta manifestación de la divina presencia fue llamada entre los judíos la Gloria del Shekinah. Su aparición, sin duda alguna, se vería acompañada de tan sublime gloria espiritual, que a nosotros nos es imposible el formarnos de ella la debida idea. Saliendo de aquella nube se oía la voz de Dios con profunda solemnidad, cuando era consultado por el
bienestar, interés o necesidad de Su pueblo. Cuando el aspirante se ha calificado para entrar en esta cámara que oculta el segundo velo, se encuentra con que todo es oscuro para su ojo físico, y es necesario, por tal razón, que tenga otra luz dentro de él. Cuando primeramente llegó a la entrada oriental del Templo, se hallaba pobre, desnudo y ciego", y venia en busca de LUZ. Entonces se le enseñó la luz nublosa que se entreveía en el humo que salía del Altar de los Sacrificios y se le dijo que con objeto de que pudiera avanzar debería encender dentro de él mismo aquella llama por el remordimiento de sus errores y malas obras. Posteriormente se le enseño la luz brillantísima que se veía en el cuarto oriental del Tabernáculo, cual procedía del Candelabro de Siete Brazos; en otras palabras, se le dio la luz del conocimiento y de la razón, con la cual pudiera avanzar en su marcha por el sendero. Pero se le exigió que mediante su servicio desenvolviese o desarrollase dentro de él y a su alrededor otra luz, el "traje dorado de bodas", que es también la luz de Cristo del cuerpo del alma. Debido a sus actos de ayuda a sus semejantes durante sus vidas, esa gloriosa sustancia del alma gradualmente rodea toda su aura hasta que se enciende y brilla como una luz dorada. No le es posible penetrar dentro de los recintos del segundo Tabernáculo, que es, como algunas veces es llamado, e¡ Sancta Sanctorum, hasta que ha cultivado y desarrollado esa interna iluminación. "Dios es Luz"; y "si nosotros caminamos en la luz, como Él está en la luz, tendremos fraternidad los unos con los otros". Esta sentencia se toma en general únicamente para indicar la fraternidad o comunión de los Santos, pero real y verdaderamente se aplica también a la fraternidad o unión que tenemos con Dios. Cuando el discípulo penetra en el segundo Tabernáculo, la luz que hay dentro de él vibra en armonía con la Luz de la Gloria del Shekínah, que está entre los dos Querubines y entonces comprende la amistad y fraternidad con el Fuego del Padre, Del modo que los Querubines y el Fuego del Padre que flota sobre el Arca representan las Jerarquías divinas que guiaron a la humanidad durante su peregrinación por el desierto, así también el Arca que hay allí representa al hombre en su máximo desarrollo. Hay dentro de esa Arca, según ya hemos dicho antes, tres cosas: el Pote de Oro del Maná, la Vara florecida y las Tablas de la Ley, Cuando el. aspirante se presentó a la entrada oriental como un hijo del pecado, la ley estaba fuera de él para enseñarte y dirigirte hacia el Cristo.
Entonces la ley pesaba sobre él con inexorable severidad exigiendo la estricta retribución de ojo por ojo y diente Por diente". Toda transgresión implicaba un castigo justo y equitativo, Y el hombre se hallaba circunscrito en todos a las leyes que le ordenaban las cosas que debía hacer', así como las que No debía hacer. Pero cuando por medio del sacrificio y del servicio, llega finalmente a tal estado de evolución simbolizado por el Arca en la Cámara occidental del Tabernáculo, las Tablas de la Ley están dentro, y entonces se halla emancipado de todas las coacciones e interferencias externas de sus acciones, no porque haya o pueda quebrantar o
romper las leyes, sino porque él ya es un agente que trabaja con ellas. Justamente del modo en que nosotros hemos aprendido a respetar la propiedad de los demás y, por lo tanto, nos hemos emancipado del mandamiento "No hurtar", de igual modo, aquel que guarda todas las leyes, debido la que siente la necesidad y deber de hacerlo así, no tiene, por tal razón, en adelante necesidad de un orientador externo, sino que alegremente manifiesta obediencia en todas las cosas debido a que es un servidor de la ley y actúa con ella, por elección y espontaneidad propias y no por necesidad.
del libro "Iniciación Antigua y Moderna", de Max Heindel
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Edgardo, Qué las rosas florezcan sobre vuestra Cruz! Gracias!
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