INICIACION ANTIGUA Y MODERNA

INICIACION ANTIGUA Y MODERNA
AUTOR: MAX HEINDEL

lunes, 15 de marzo de 2010

LA SAGRADA GLORIA DEL SHEKINAH - en you tube -


CAPITULO V
LA SAGRADA GLORIA DEL SHEKINAH ( ' )

El SHEKINAH era llamado en el Tabernáculo el punto situado bajo las alas de los
Querubines en adoración, y en donde se manifestaba la invisible presencia de Dios
o jehová. (Nota del Traductor).

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El Cuarto occidental del Tabernáculo estaba tan oscuro como lo están los cielos cuando el luminar menor, la Luna, se halla en la porción occidental del firmamento a la caída de la tarde y cerca del Sol, esto es, en las fases de Luna nueva, que es cuando da comienzo un nuevo ciclo en un nuevo signo del Zodiaco. En la parte más occidental de este Santuario en tinieblas se hallaba colocada el Arca de la Alianza, con dos Querubines en reverente adoración sobre ella, y también la ardiente Gloria del Shekimah, de la cual salía la Luz del Padre y comulgaba con sus adoradores, pero que, para la vista física, era invisible, y por consiguiente, obscura. Generalmente, nosotros no paramos mientes en que todo el mundo es incandescente, que hay fuego en el agua, que este elemento arde continuamente en el vegetal, en el animal y en el hombre; pues, en efecto, no hay nada en el mundo que no esté animado por el fuego. La razón por la cual no percibimos esto más claramente es porque no podemos disociar el fuego de la llama. Pero, realmente, el fuego tiene la misma relación con la llama como la que guarda el espíritu con el cuerpo; es, sin duda alguna, la invisible pero poderosa fuerza de la manifestación. En otras palabras, el fuego es verdad oscuro, e invisible, por consiguiente, a nuestros ojos físicos. Queda únicamente envuelto o rodeado por la llama cuando consume alguna materia física Consideremos, como vía ilustrativo, el modo en que el fuego salta del pedernal al ser éste golpeado con un hierro o acero, y también el modo en que una llama del gas del alumbrado tiene el centro oscuro debajo de la porción que emite la luz o la llama, y también cómo un cable puede transportar una corriente eléctrica y estar completa- mente frío, y, no obstante, -de este cable salen chispas, luz y llamas bajo ciertas condiciones. En este punto puede que sea oportuno el marcar la diferencia existente entre el Tabernáculo en el Desierto, el Templo de Salomón, y el último templo edificado por Herodes. Hay en ellos una vital diferencia. Tanto el fuego milagrosamente encendido que había en el Altar de Bronce en la parte oriental del Tabernáculo en el Desierto, como la invisible Gloria del Sheginab, en la parte totalmente opuesta, esto es, el punto más occidental del Santuario, se hallaban ambos presentes en el Templo de Salomón. Estos dos eran, pues, santuarios en un sentido no igualado por el Templo construido por Herodes. Este último fue, sin duda alguna, en cierto sentido, el más glorioso de los tres, puesto que quedó santificado por la presencia corporal de nuestro Señor Jesucristo, en Quien moraba la Deidad. Cristo es quien hizo el primer auto-sacrificio, con lo que abrogó el sacrificio de animales, y finalmente, a
la consumación de su Obra en el mundo visible, rasgó el velo y abrió el camino del Sancta Sanctorum, no solamente para unos cuantos privilegiados, los sacerdotes o levitas, sino para TODO AQUEL QUE QUIERA ir y servir a la Deidad que nosotros conocemos con el nombre del Padre. Habiendo guardado la ley y cumplido lo profetizado por los profetas, Cristo dio fin a la época del Santuario externo, y desde aquel entonces en adelante el Altar de los Sacrificios y Ofrendas debía levantarse dentro del corazón para reparar y purgar los errores y faltas. El Candelabro de Oro debe ser encendido dentro del corazón para que, nos guíe en nuestra marcha por el sendero a modo de Cristo interno, y la Gloria del Shekínal, del Padre, debe morar dentro de los recintos sagrados de nuestra propia conciencia divina.

del libro "Iniciación Antigua y Moderna", de Max Heindel


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