La Mesa del Pan de Proposición
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El Cuarto oriental del Templo puede ser llamado el Vestíbulo de Servicio, pues él corresponde a los tres años del ministerio de Cristo, y contiene todos los atavíos y requisitos, para el desarrollo del alma, aunque, como ya hemos dicho, sólo estaba adornado con tres principales objetos. Entre ellos descuella la Mesa de los Panes de Proposición, sobre el cual, como ya sabemos, se ponían dos pilas o montones de hogazas de pan sin levadura, cada uno de los cuales contenía seis hogazas, y sobre estos panes se ponía un poco de incienso. El aspirante que llegaba a la puerta del Templo "pobre, desnudo y ciego", era llevado, pues, a la luz del Candelabro de Siete Brazos, adquiriendo un cierto grado de conocimiento cósmico, el cual le era preciso emplearlo en servicio de sus semejantes, y la Mesa del Pan representaba esto en símbolo.
El grano del cual se había elaborado aquel pan había sido dado en un principio por Dios, pero después fue plantado por el hombre, quien previamente había arado y preparado el terreno en el cual había de sembrarse. Después de plantarlo, tuvo también que cultivarlo y regarlo, y cuando el grano hubo dado su fruto con arreglo a la naturaleza del suelo en que crecía y del cuidado que se había tenido en su crecimiento, tuvo que ser segado, trillado, molido y purificado. Después, los antiguos sirvientes de Dios tenían que llevarlo al Templo, donde era colocado ante la presencia del Señor, como pan para "demostrar" que los hombres habían efectuado su tarea y rendido el servicio necesario.
Los granos de trigo dados por Dios contenidos en los doce panes representan las oportunidades para el desarrollo del alma que Dios nos ha dado, que nos vienen a todos y a cada uno por medio de los doce departamentos de la vida representados por las doce casas del horóscopo, que están bajo el dominio de las doce Jerarquías divinas conocidas como signos del Zodiaco. Pero es de la incumbencia y obligación del masón místico, el genuino y auténtico constructor del templo, el aprovechar tales oportunidades, cultivar y nutrirlas o fomentarlas, de modo -que pueda extraer de ellas EL PAN DE VIDA que nutre y alimenta el alma.
No obstante, nosotros no asimilamos el total de nuestra alimentación física corriente; hay un residuo, una gran cantidad de cenizas sobrantes, después de haber amalgamado la quintaesencia en nuestro sistema. Por esta misma razón, el Pan de Proposición no se quemaba ni era consumido ante el Señor, sino que se colocaban dos montoncitos de incienso sobre los dos montones de los Panes de Proposición, uno sobre cada montón. Esto se consideraba como que era el aroma de ellos, y más tarde era consumido por el fuego en el Altar del Incienso.
Asimismo, el servicio rendido diariamente por el masón místico y que sirve de sustento para su alma, es pulverizado en el molino de la Retrospección por la noche al retirarse a su lecho y practicar ese científico ejercicio indicado por los Hermanos Mayores de la Rosacruz. Pero, además, hay una época cada mes que es particularmente propicia para la extracción del incienso del crecimiento del alma y quemarlo ante el Señor, de manera que pueda ser amalgamado con el cuerpo del alma y formar parte de la "radiante y dorada vestidura nupcial", es decir, cuando la Luna se acerca al plenilunio. Entonces se encuentra la Luna en el Este y los cielos están deslumbrantes de Luz, corno lo estaba la habitación del Este del antiguo Templo de Misterios atlánticos, en donde el sacerdote fortificaba el pábulo del alma simbolizado por el Pan de Proposición y de su fragante, esencia, que deleitaba a nuestro Padre celestial tanto entonces como ahora.
Que el masón mística tome nota especial, no obstante, de que el Pan de Proposición no era obra de visionarios, ni el producto de especulaciones sobre la naturaleza de Dios, de la luz o cosa semejante, sino que era el producto de una labor real, de un trabajo ordenado y sistemático, y esto nos aguijonea a nosotros para seguir la senda de un servicio real, sí nosotros deseamos cultivar ese tesoro que podemos acumular en el cielo. A menos de que trabajemos realmente, SIRVIENDO A LA HUMANIDAD, no tendremos nada que llevar, ni "pan" para proponerlo en los festivales de la Luna llena, y en las Bodas Místicas del Yo superior con el Yo inferior, nos encontraremos desprovistos del radiante y dorado cuerpo del alma -el Místico "MANTO DORADO NUPCIAL" - sin el cual no podrá consumarse nunca la unión con Cristo.
del libro "Iniciación Antigua y Moderna", de Max Heindel
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