INICIACION ANTIGUA Y MODERNA

INICIACION ANTIGUA Y MODERNA
AUTOR: MAX HEINDEL

lunes, 15 de marzo de 2010

EL LAVABO 0 PILA DE BRONCE - en you tube -


EL LAVABO O PILA DE BRONCE

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El Lavabo de Bronce era una gran pila que siempre se mantenía llena de agua. Se dice en la Biblia que estaba asentada sobre los lomos o partes traseras de doce bueyes, también hechos de bronce, quedando, por lo tanto, sus partes traseras en el centro de aquella gran vasija. Sin embargo, del examen de la Memoria de la Naturaleza aparece que aquellos animales no eran bueyes, sino representaciones simbólicas de los doce signos del Zodiaco. La humanidad en aquellos tiempos se hallaba dividida en doce grupos, uno por cada signo zodiacal. Cada símbolo animal atraía un rayo determinado, y al igual que el agua bendita que se emplea hoy en las iglesias católicas es magnetizada por el sacerdote durante la ceremonia de la consagración, así también el agua de aquella Pila era magnetizada por las Jerarquías divinas que guiaban a la humanidad. 
No puede haber duda acerca del poder del agua bendita preparada por una personalidad fuerte y magnética. Esa agua toma o absorbe el efluvio del cuerpo vital del sacerdote que la bendice, y los fieles que la usan se hacen afines y flexibles a su regla en un grado proporcionado a la sensibilidad de cada uno de ellos. Del mismo modo, los Lavabos de Bronce de los Templos de Misterios de la antigua Atlántida, donde el agua era magnetizada por Jerarquías divinas de inconmensurable poder, constituían un factor poderoso para la guía de aquel pueblo, con arreglo a la voluntad de aquellos poderosos regentes. Por, esta razón los sacerdotes se hallaban en obediencia perfecta a los mandatos y dictados de sus invisibles caudillos espirituales, y por medio de ellos el pueblo les seguía ciegamente. Se requería que los sacerdotes lavaran sus manos y pies antes de penetrar en el Tabernáculo propiamente dicho. Si este mandamiento era desobedecido, se seguía inmediatamente la muerte de aquel sacerdote al penetrar dentro del Tabernáculo. Por lo tanto, podemos decir que, así como la nota clave del Altar de Bronce era "justificación", la idea base o central del Lavabo de Bronce era la de "consagración".
"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos." Nosotros tenemos el ejemplo del joven rico que se llegó a Cristo preguntándole lo que debería hacer para llegar a ser perfecto. Él que había guardado la ley, pero cuando Cristo le dijo: "Sígueme", no pudo hacerlo porque tenía muchas riquezas que le aferraban a ellas sujetaban al igual que pudiera hacerlo un cepo. Del mismo modo, la gran mayoría de la humanidad se contentaba con escapar a la condenación, e igualmente el joven rico era demasiado; tibio o negligente para hacer esfuerzos con objeto de alcanzar el encomió merecido por sus obras o servicios. El Lavabo de Bronce es el símbolo de la "santificación y de la consagración" de vida para el servicio. Así como Cristo dio comienzo a sus tres años de ministerio pasando por las aguas del bautismo, así también el aspirante al servicio en el antiguo Templo, debía santificarse a sí mismo en la sagrada corriente que fluía de aquella gran pila conocida con el nombre de Mar Fundido. Y el masón místico que se esta esforzando en construir un templo "sin ruido de martillos" con objeto de servir en él, debe
también consagrarse y santificarse a si propio. Debe estar dispuesto voluntariamente a dejar todas las posesiones terrenales de modo que pueda seguir sin vacilación ni inconveniente al Cristo interno. Aunque pueda conservar sus riquezas, no obstante, debe considerarlas como un sagrado depósito que se le tiene confiado, el cual debe ser usado por él al igual que lo haría un prudente administrador con los bienes que le tiene confiados su señor. Y nosotros debemos estar listos en todo momento para obedecer al Cristo interno cuando nos diga "sígueme", aún cuando la sombra de la Cruz se proyecte en la oscuridad sobre el fin de nuestro camino, porque sin este abandono decidido y completo de todo lo de la vida por la Luz, por los propósitos superiores y espirituales, no puede haber gran progreso en ese sendero de perfección. Al igual que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús cuando salió del agua bautismal de la consagración, así también el masón místico que se baña en el Lavabo del Mar Fundido, empieza a oír débilmente la voz del Señor dentro de su propio corazón, enseñándole los secretos del Arte que debe usar para el beneficio de sus semejantes.

del libro "Iniciación Antigua y Moderna" 
de Max Heindel


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